Durante un tratamiento oncológico, el cuerpo no es el único que libra una batalla silenciosa. La piel, el órgano más visible y expuesto, también sufre profundamente. Entenderla, protegerla y mimarla no es un gesto superficial: es una parte esencial del proceso de recuperación, tal y como asegura Marta García, facialista y fundadora de Marta García Esteticistas y Marta García Clinic.
Cuidar la piel sometida a un tratamiento médico oncológico significa apostar por la salud, el confort y la dignidad. Implica ofrecer una herramienta real para aliviar efectos secundarios y reconectar con el propio cuerpo, después de meses de terapias agresivas. La quimioterapia, la radioterapia, la inmunoterapia y la hormonoterapia no solo combaten la enfermedad, también alteran la función barrera de la piel. Los efectos secundarios suelen ser: sequedad intensa, deshidratación, sensibilidad extrema y una fragilidad que transforma la textura y respuesta de la piel. El impacto emocional es inevitable: la imagen personal cambia y
la piel se convierte en un espejo de ese proceso.
Para Marta García, facialista y fundadora de Marta García Esteticistas y Marta García Clinic, también puede ser un punto de partida. Tratar la piel durante y después de un tratamiento oncológico es un acto de empoderamiento.
Ocho gestos que marcan la diferencia
Verse y sentirse bien importa en el proceso del cáncer. Estos son los ocho consejos de Marta García:
- Elegir fórmulas fisiológicas para recuperar el equilibrio de la piel con cosméticos de pH similar al de la piel (5,5) sin alcoholes, perfumes, tensioactivos, disruptores endocrinos, conservantes agresivos o siliconas oclusivas. En su lugar, optar por fórmulas con ingredientes como ceramidas, ácidos grasos, colesterol, urea, ácido hialurónico, glicerina, etcétera, que ni alteran la microbiota ni el pH, sino que la equilibran.
- En estos momentos, también se debe nutrir y reparar la piel. Es necesario reponer lípidos funcionales para reconstruir la barrera cutánea y evitar la pérdida de agua. La función barrera de la piel es un escudo inteligente que puede mantenerse o recuperarse con un buen cuidado cosmético. Esto permite mayor confort y calidad de vida durante el tratamiento y menor riesgo de infecciones, eccemas o heridas.
- Aplicar fotoprotección todo el año, porque la piel se vuelve más fotosensible. Usar SPF 50+ con vitamina E 100% natural ayuda a prevenir manchas, rojeces y daños acumulativos. Repetir la aplicación cada hora y media o dos horas es clave. Además, no es recomendable exponerse al sol directamente durante el proceso de tratamiento (salvo prescripción médica específica).
- Nada de exfoliar, pero sí renovar suavemente. Evitar ácidos y exfoliantes, e incorporar activos como enzimas de papaya o agua termal micronizada que ayudan a calmar y renovar sin agredir.
- Nutrir desde dentro (con alimentos). Una piel en tratamiento necesita nutrientes clave como: el omega 3 (presente en el pescado azul, semillas de lino y chía); la vitamina C (kiwi, fresas, pimiento rojo); el zinc (mariscos, calabaza, garbanzos); los aminoácidos (huevos, lentejas, tofu); o polifenoles (frutas moradas, cacao puro, té verde). Estos alimentos ayudan a reparar el colágeno, modular la inflamación y reforzar el sistema inmunológico.
- Restablecer el pH: uno de los puntos más importantes. El pH fisiológico de la piel sana está entre 4.5 y 5.5 (ligeramente ácido). Este entorno es fundamental para mantener el ecosistema cutáneo en equilibrio. Cuando este pH se alcaliniza (sube), por tratamientos agresivos, el manto ácido se deteriora y eso afecta directamente a la salud de la piel. En pieles tratadas con quimio o radio, donde hay daño tisular, un pH adecuado acelera la cicatrización y reparación cutáneas y mantiene la microbiota sana y funcional.
- Sí al tacto terapéutico (con condiciones). El contacto con la piel, si está aprobado médicamente, puede ser sanador. Masajes suaves con aceites de aguacate, caléndula o borraja ayudan a reconectar con el cuerpo. Es importante cuidar las manos y labios como si fueran la piel facial (ya que son zonas muy castigadas en este proceso), igual que aplicar bálsamos ricos en urea. Se recomienda evitar esmaltes con químicos y barras de labios que no sean ultrareparadoras e hidratantes.
- La piel también necesita respeto emocional. Por eso, es fundamental acompañarla con cariño y sin exigencias.
Marta García.
El programa de cuidado estético oncológico de Marta García
Desde los centros de Marta García proponen un Programa Completo de Cuidado Estético Oncológico. Un protocolo especializado para acompañar a personas sometidas a tratamiento oncológico. Un programa suave, seguro y totalmente adaptado que cuida la piel, las uñas, el cuero cabelludo y el bienestar durante esta etapa tan delicada. Fases del programa:
- Diagnóstico personalizado y acompañamiento médico. Valoran el estado real de la piel, el tipo de tratamiento médico (quimio, radio, inmuno), siempre coordinados con el oncólogo.
- Cuidados estéticos seguros y no invasivos. Esta etapa incluye: limpiezas fisiológicas con productos sin perfume ni alcohol y refuerzo de la función barrera con lípidos, ceramidas y activos calmantes. Asimismo, incorpora la función reparadora en corporales sin masajes profundos, con envolturas y texturas reconfortantes. También se protegen las uñas y las mucosas.
- Recomendaciones nutricionales. Sugerencias de alimentos antiinflamatorios y antioxidantes y guía de pequeños gestos de autocuidado para mejorar el descanso, la energía y el ánimo.
Este programa puede iniciarse antes, durante o después del tratamiento médico. Cada sesión se adapta a cómo se encuentra la persona ese día, para mejorar el confort, reducir efectos secundarios y mantener el equilibrio de la piel. No existe una forma genérica de aplicar este programa.