Abandonar tu retinoide tres meses al año por miedo al sol es como abandonar el ejercicio porque hace calor: no tiene sentido si sabes hacerlo bien. Esther Moreno, facialista y cosmetóloga, nos aclara cómo disfrutar del verani sin renunciar a este activo, ni poner tu piel en juego.
Ahora que aprieta el calor, muchas personas se pueden cuestionar dejar los retinoides hasta septiembre. Esther Moreno, facialista y cosmetóloga de EM Studio, avanza que no, aunque existen matices. “Los retinoides, o derivados de la vitamina A, no son enemigos del skincare. Lo es el mal uso", afirma, rotunda. Porque lejos de lo que muchos creen, no existe razón alguna para abandonar este activo tan transformador en los meses cálidos. Eso sí, necesitas estrategia, sentido común y unas pautas muy claras, según la experta.
Desmontando mitos
La vitamina A no sensibiliza la piel, pero su mal uso sí, como sucede con los ácidos y otros ingredientes. “Los retinoides ejercen un proceso transformador en la piel. En otras palabras, hacen que la piel trabaje, de modo que puede estar más expuesta. Esto no se puede confundir con ser fotosensible".
Por lo tanto, los retinoides no son incompatibles con el verano, sino que se deben ajustar a cada piel y al contexto. "Existen muchos tipos de vitamina A, igual que hay muchos tipos de pieles. El error está en pensar que todo vale. La clave está en saber cuánto, cuándo y cómo hay que usarla. Y sobre todo, qué necesita tu piel esa noche en concreto”, explica Moreno.
Porque el secreto no está en dejarlo, sino en usar los retinoides con cabeza. Para ello, nos recomienda seguir unas pautas básicas para su uso seguro (y efectivo) en verano:
- Piel sensible o no retinizada. No es ideal empezar a usar vitamina A en verano, igual que tampoco empezaría a usar determinados ácidos exfoliantes.
- Solo por la noche. Esto es innegociable especialmente en verano. “Aunque hay formas de vitamina A que se pueden usar durante el día, mi consejo es que se apliquen exclusivamente por la noche en verano". Esto es importante para evitar riesgos innecesarios y aprovechar el ritmo reparador natural de la piel.
- No se debe usar cada noche. En verano, menos es más. Moreno recomienda espaciar las noches de aplicación durante todo el año, pero todavía más en verano. La piel necesita agentes más reparadores debido a la exposición solar “Puedes seguir usando tu retinoide una, dos o tres veces por semana en función de la pauta que tengas el resto del año. Aun así, debes tener en cuenta el estado de tu piel en el momento de la aplicación. Si ha estado muy expuesta y se nota irritada, tirante o enrojecida, no es recomendable".
- Piel preparada, piel protegida. Nunca debes aplicar retinoides sobre una piel sensibilizada por el sol, exfoliaciones agresivas o exposiciones recientes. “No es lo mismo una piel que lleva todo el año usándolos que una que empieza en julio”, recuerda Moreno.
- Protector solar al día siguiente (sí o sí). Tanto si usas, o no, retinoides, el SPF no es negociable en ningún momento del año. Debe ser amplio espectro, aplicado correctamente, en la cantidad adecuada, y reaplicado a lo largo del día.
- Compensa con hidratación y barrera. Después de aplicar el retinoide y las noches en que no los uses, dedica tu rutina a reparar: activos calmantes, prebióticos, hidratantes con efecto filmógeno, etc. “La piel necesita ciclos, descanso y ritmo”, apunta.
¿Se puede empezar un retinoide en verano?
"Aunque no lo aconsejo, se puede usar vitamina A en verano. Pero hay que tener en cuenta varias precauciones importantes", explica la facialista. Las dosis deben ser siempre más bajas y el espacio de tiempo entre aplicaciones, mayor. También puedes optar por formas de vitamina A que no requieran un periodo de adaptación, pero eso no quiere decir que la vayas a aplicar todos los días".
Además, Esther recalca que es necesario comprometerse más con el uso de protección solar, tener cuidado con las horas de exposición y dedicar más tiempo a la reparación e hidratación de la piel. También insiste en que es fundamental escuchar a la piel, respetar los tiempos de descanso y siempre recurrir a pautas progresivas: una o dos veces por semana, con fórmulas suaves y buena tolerancia. “El error más común es obsesionarse con los porcentajes. Más concentración no significa mejores resultados. Todo depende de cómo está la piel", advierte.
En definitiva, los retinoides siguen siendo uno de los activos más eficaces: mejoran textura, luminosidad, firmeza, regulan la producción de grasa y son clave en todos los procesos de renovación celular. Hay que aliarse en vez de pelearse con el retinoide. Escucha a la piel, adapta la frecuencia, refuerza la protección solar y mantén el equilibrio. “No se trata de eliminar, sino de ajustar. Eso hace que la piel trabaje bien y haya buenos resultados todo el año”.