Desde Barcelona hasta Dubái, el Dr. Rafael Fernández ha llevado su técnica Mandíbula de Diamante a miles de hombres en todo el mundo. Un procedimiento rápido, seguro y sin cirugía que redefine la estética masculina moderna. Esto es lo que hay detrás de ella.
En los últimos años, la estética masculina ha dejado de ser un tabú. Cada vez son más los hombres que se animan a acudir a los centros de estética dispuestos a someterse a procedimientos estéticos. Entre todos los tratamientos que se realizan, hay uno en especial que destaca entre los hombres por encima del resto: la marcación mandibular, también conocida como masculinización facial sin cirugía.
Precisamente esta es la técnica en la que se ha especializado el Dr. Rafael Fernández, creador de la llamada “Mandíbula de Diamante”, término con el que nombra también a su clínica de Barcelona. A través de esta técnica el doctor es pionero en el perfeccionamiento de la masculinización facial, consiguiendo resultados visibles en menos de 15 minutos y sin pasar por quirófano.

Dr. Rafael Fernández.
Masculinización sin excesos ni artificios
El Dr. Rafael Fernández se ha consolidado como una referencia internacional en el campo de la estética masculina. Por sus manos han pasado más de 10.000 hombres a través de su clínica de Barcelona, considerada referente en medicina estética y experta en tratamientos masculinos en Europa, así como en sus visitas profesionales nacionales e internacionales a Madrid, México, Dubái y Estados Unidos, donde atiende a celebridades, políticos y actores internacionales.
Su enfoque combina precisión científica y visión estética, apostando por una masculinización natural, sin excesos ni artificios. Esta filosofía ha sido clave para convertir su método en uno de los más solicitados a nivel mundial.

Antes y después de un tratamiento de masculinización facial.
“La masculinización facial consiste en un tratamiento mínimamente invasivo que utiliza el ácido hialurónico de alta densidad a través de la aplicación de rellenos dérmicos en áreas concretas de la zona inferior del rostro como la mandíbula y el mentón, logrando una definición armoniosa”.
La clave de ello recae en la precisión y la personalización. “Cada persona necesita un tratamiento diferente. No se trata de imitar una mandíbula, sino de encontrar la mejor versión de cada rostro según su estructura natural. Por ello, a cada paciente se le aplica un número diferente de cánulas según sus necesidades, permitiendo proyectar la mandíbula sin rigidez y logrando un resultado natural y simétrico”, explica Fernández.
Resultados y recuperación inmediatos
Sin duda, lo que más destaca del tratamiento es su rapidez. Con la técnica Mandíbula de Diamante, a diferencia de otros tratamientos, se obtienen verdaderos resultados con una sola sesión de 15 minutos. Este procedimiento, poco invasivo, permite retomar las actividades diarias casi de inmediato. Únicamente, puede notarse una ligera hinchazón o enrojecimiento leve que en tres días, como mucho, desaparece.
Eso sí, el creador de la técnica considera que son fundamentales los cuidados posteriores para un mejor resultado. Entre ellos aconseja evitar la exposición solar en las áreas tratadas los primeros días y usar protector solar si es necesario salir. Tampoco recomienda masajear o tocar excesivamente la zona tratada las primeras 24 horas para no compromete el efecto de los productos aplicados.
Una nueva versión de uno mismo
La Mandíbula de Diamante es un procedimiento seguro y certificado, realizado exclusivamente con materiales biocompatibles y técnicas aprobadas por organismos sanitarios internacionales. Cada sesión se lleva a cabo bajo estrictos protocolos médicos, garantizando la seguridad, precisión y confort del paciente.
Más allá de una inversión estética, el Dr. Fernández lo define como una inversión en autoestima y confianza. Y es que, según él, “una mandíbula bien definida no solo transforma el rostro, también cambia la forma en que uno se percibe y se presenta ante el mundo”.