El reciente cambio de imagen de Ester Expósito, luciendo un flequillo, ha reavivado un debate clásico en peluquería: flequillo, sí o no. Como profesionales, vuestro papel va más allá de seguir tendencias: hay que analizar, personalizar y guiar a cada clienta hacia el estilo que mejor potencie su belleza y estilo de vida.
- ¿Le sienta bien el flequillo a todo el mundo?
La respuesta corta es no, pero casi siempre se puede encontrar una variante favorecedora. El flequillo debe adaptarse a:
- Forma del rostro:
- Ovalado: admite casi cualquier tipo de flequillo.
- Redondo: favorecen flequillos largos, desfilados o abiertos para alargar la cara.
- Cuadrado: mejor flequillos ligeros y texturizados que suavicen ángulos.
- Alargado: ideal flequillo denso o recto para equilibrar proporciones.
- Textura del cabello: Lisos o ligeramente ondulados facilitan el mantenimiento. Cabellos muy rizados o encrespados requieren más trabajo diario.
- Ritmo de vida: No todas las clientas quieren invertir tiempo diario en alisar o moldear el flequillo.
- Cómo asesorar de forma efectiva
- Consulta previa: Pregunta qué busca la clienta, cambio radical o algo sutil.
- Prueba visual: Simula el flequillo con pinzas o herramientas digitales antes de cortar.
- Explica pros y contras: Rejuvenece y aporta carácter, pero requiere cortes cada 3-5 semanas.
- Mantenimiento profesional y en casa
- Visitas regulares: Retoques rápidos en el salón mantienen la forma perfecta.
- Rutina diaria: Productos anti-frizz, protectores térmicos, plancha fina o cepillo redondo pequeño.
- Adaptabilidad: Enseña llevarlo abierto, ladeado o integrado en recogidos para días sin peinarlo.
El flequillo es un recurso de cambio y estilo potente si se adapta a cada persona, no solo a la tendencia. Ester Expósito demuestra que un corte aparentemente simple puede transformar un look completo, siempre que el asesoramiento profesional sea personalizado.
https://www.instagram.com/p/DMToPMESSV8/?hl=es&img_index=1