Por Mónica Collell y Cristina Casaldàliga
Hoy día, todos los profesionales buscamos obtener el mejor resultado en cualquier tratamiento corporal. Sentimos la necesidad de invertir, cada cierto tiempo, en productos y tecnologías que prometen esa eficacia tan deseada. Lo cierto es que no existe un mejor o peor resultado, pero sí hay una buena o mala expectativa en cuanto a los posibles resultados.
Todo funciona, aunque no todo valga para cualquier persona. Por ello, el criterio del profesional es y será siempre la base de todo. Antes de iniciar cualquier programa de tratamiento, es fundamental realizar una evaluación especializada o método de diagnóstico que vaya mucho más allá del análisis clínico de la alteración estética. Esto no quiere decir que no sea imprescindible conocer la fisiopatología, el tipo, el estado y el grado de evolución de dicha anomalía. Sin embargo, existen muchos otros factores que influyen y pueden ser determinantes en la evolución del tratamiento.
Es vital entender muy bien los planos implicados en cada anomalía estética, trabajar los cimientos y el entorno biológico y, a la vez, hacer una aproximación holística y multidisciplinar. Eso sí, valorando que el origen de estas alteraciones tiene un origen endógeno, multifactorial y emocional.
Mònica Collell y Cristina Casaldàliga.
Terapias de autor
Mucho se habla de terapias de autor, aunque ello no es más que seguir el sentido y la intuición de un buen criterio profesional. No existe el mejor tratamiento, sí el mejor abordaje terapéutico analizando cada paso, tecnología, sustancia activa y movimiento en cada manipulación. Una vez conozcamos nuestro arsenal terapéutico, dominado cada técnica y perfeccionado nuestro expertise, lograremos ofrecer soluciones eficaces, seguras y únicas.
Educar y acompañar al cliente
En realidad, educar al cliente forma parte del programa de tratamiento. Debemos conocer los factores agravantes asociados a su estilo de vida y centrarnos en crear nuevos hábitos personalizados y adaptados a sus necesidades específicas. Para ello, hay que descartar los hábitos típicos o genéricos, a menudo difíciles de mantener.
Además, el acompañamiento será uno de los factores decisivos en el progreso del tratamiento. La constancia y el seguimiento adecuado ayudan a mantener la motivación necesaria para alcanzar los objetivos deseados de cada cliente. En este punto, consideramos fundamental adoptar el be-UTY Coaching para trabajar de forma consciente cada paso que damos. De esta manera, conseguiremos una mayor implicación por parte del cliente.
Cuando partimos de estas bases, obtenemos los mejores resultados y la percepción de valor del cliente es máxima. Esto es posible porque trabajamos desde nuestro expertise, poniéndolo en primer lugar. En lugar de una crema o una tecnología, el cliente busca un profesional experto que mejore aquello que le preocupa. Por todo ello, si quieres posicionarte como el experto que eres, invierte en tu formación. Eres el mayor valor que tiene tu centro.