Detrás de muchas de las miradas más reconocibles de la televisión y la música en España está el trabajo de Anna Brow, una profesional que ha elevado la micropigmentación de cejas a una forma de arte.
Con más de 17 años de experiencia, un Récord Guinness por realizar 382 cejas perfectas en ocho horas y una lista de espera de casi un año, Anna Brow dirige su propio estudio y academia en Madrid, donde forma a nuevos talentos bajo su técnica exclusiva y patentada.
Pionera en España desde 2007 en la arquitectura y diseño de cejas con henna, Anna combina la técnica con una sensibilidad estética poco común. Su filosofía es clara: “Creamos miradas, no realizamos cejas convencionales”. Cada diseño se adapta a la estructura facial y a la personalidad de quien lo lleva, respetando siempre la naturalidad y la armonía del rostro.
Una carrera marcada por la excelencia
En 2012 se alzó con el Récord Guinness mundial en diseño de cejas, y en 2021 recibió los títulos internacionales de Royal Artist Powder Brows y Senior Technician en diseño de cejas con henna, reconocimientos que la posicionaron como referente internacional.
Actualmente es directora del salón y academia Anna Brow, Master Trainer oficial de Intrigo y jueza internacional en campeonatos de diseño de cejas, micropigmentación y BBGlow.

Más allá de la técnica, Anna ha sido clave en la profesionalización del sector en España. Su enfoque combina precisión, higiene, creatividad y respeto absoluto por la morfología del rostro. “Las cejas no son una tendencia”, explica, “son una parte esencial del lenguaje no verbal, capaces de expresar emoción, fuerza o dulzura en un solo trazo”.
Cejas que comunican
En su estudio, el 90% de los clientes busca un resultado natural. “Las cejas hablan por sí solas”, asegura.
Una ceja muy arqueada puede transmitir sorpresa; una demasiado junta, enfado; una fina, falta de expresión. “Por eso cada diseño parte de la proporción áurea y de la observación de la personalidad: la técnica y la emoción deben ir de la mano”.
Y aunque tradicionalmente este tipo de servicios se asociaba a mujeres, Anna confirma que los hombres representan una parte creciente de su clientela. “El pelo, las cejas y la barba son el maquillaje masculino”, dice entre risas. “Ellos también buscan armonía, limpieza y definición sin perder su naturalidad”.
Formación y visión de futuro
Anna Brow lidera una academia donde enseña su técnica a profesionales de toda Europa. Sus formaciones abarcan desde la micropigmentación y el diseño con henna hasta tratamientos complementarios como el balayage brows o el lifting de cejas.
“Mi propósito es que las profesionales aprendan una metodología con base científica, artística y emocional. No se trata solo de saber hacer una ceja bonita, sino de entender cómo ese diseño cambia la expresión y la autoestima de una persona.”
A continuación, le planteamos a Anna Brow algunas preguntas clave sobre su experiencia y los desafíos actuales de la micropigmentación.
Cada vez hay más cursos de micropigmentación en el mercado. ¿Cómo puede una profesional elegir una formación de calidad y evitar errores comunes?
AB: Hoy cualquier persona puede anunciarse como formadora, pero una buena formación se reconoce por los resultados reales.
Mi recomendación es fijarse en tres aspectos:
• Trayectoria comprobable del formador: experiencia, pacientes reales, reconocimientos.
• Protocolo higiénico-sanitario sólido y actualizado a normativa.
• Metodología estructurada: proporción, visagismo, tipos de piel, cicatrización.
La micropigmentación no es una técnica sencilla; requiere una base científica, artística y muchísima práctica supervisada.
Elegir bien la formación evita errores visibles en el rostro… y problemas muy difíciles de corregir después.
En un mercado saturado, ¿cómo se puede diferenciar una especialista en cejas?
AB: Con identidad técnica y artística propia.
Hoy ya no basta con “hacer cejas bonitas”: hay que crear miradas reconocibles, coherentes con la personalidad y la morfología del rostro.
La verdadera diferenciación llega cuando tu trabajo se identifica sin necesidad de firma, y eso solo se logra dominando:
• Proporción áurea.
• Dirección del pelo natural.
• Psicología de la expresión facial.
• Naturalidad como norma, no como opción.
El cliente no busca una ceja… busca la mejor versión de su expresión.
¿Qué precauciones deberían tener las profesionales al trabajar sobre pieles sensibles o previamente micropigmentadas?
AB: • Diagnóstico exhaustivo previo: historial, alergias, fototipo, patologías cutáneas.
• Evaluación del pigmento anterior: color, migración, saturación.
• Cuando hay saturación o errores previos: Primero se corrige o se remueve, luego se embellece.
La piel es un tejido vivo con memoria. Forzar la pigmentación en una piel sensibilizada puede comprometer el resultado, la cicatrización y la autoestima de la clienta.
Mi regla es clara: ética antes que estética.
Desde tu experiencia, ¿cuál es la clave para fidelizar clientas en tratamientos de larga duración como la micropigmentación?
AB: La fidelización nace de la confianza:
• Escuchar la intención estética de la persona.
• Acompañar antes, durante y después del tratamiento.
• Comunicación honesta: explicar cómo va a evolucionar su ceja en cada fase.
• Resultados naturales que respeten la esencia.
Cuando una clienta se reconoce en el espejo, vuelve. Y cuando se siente comprendida, se queda.

La historia de Anna Brow demuestra que la belleza técnica y la visión artística pueden convivir en equilibrio. Su trabajo no solo transforma cejas, sino también la autoestima y la identidad de quienes pasan por sus manos.
En un sector en plena evolución, representa una voz que une precisión, formación y propósito: la de una profesional que ha convertido la mirada en su sello de excelencia.
 
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