La facialista Esther Moreno, de EM Studio, analiza qué es la triple y cuádruple limpieza facial para saber en qué consisten y cuándo son necesarias
En los últimos años, el concepto de la doble limpieza facial se ha consolidado como un básico incuestionable en las rutinas de cuidado de la piel. Sin embargo, recientemente han surgido nuevas tendencias que hablan de triple o incluso cuádruple limpieza. Pero ¿en qué consisten estas prácticas?, ¿Son realmente parte de la limpieza?, ¿O estamos ante una tendencia que puede acabar siendo contraproducente?
“La piel no necesita ser sobre limpiada, necesita ser bien limpiada” afirma Esther Moreno, facialista y cosmetóloga, fundadora de Esther Moreno Studio. “Cada paso de limpieza tiene un propósito, pero multiplicarlos sin criterio puede llevar a desequilibrar la barrera cutánea y generar el efecto contrario al deseado”.
De qué hablamos con triple y cuádruple limpieza
Cuando hablamos de triple limpieza, frecuentemente nos referimos a los dos primeros pasos de la doble limpieza (limpiador oleoso y acuoso) más un tercer paso que suele ser un exfoliante suave. “Este tercer paso puede ser de uso diario ya que existen exfoliantes más suaves que actúan de forma progresiva, bastante eficaces y que suelen tener una muy buena aceptación por la piel”, explica Esther Moreno.
Con la cuádruple limpieza se añade como cuarto paso productos como tónicos o esencias faciales que, aunque muchas veces se olvidan, cumplen una función esencial: equilibrar la piel, hidratarla y prepararla para recibir mejor los tratamientos posteriores.
Cuando la confusión causa daño
Antes de nada, Esther Moreno subraya que “es importante no confundir términos. Hay que diferenciar entre limpiar la piel y luego la fase de exfoliación y tonificación ya que, muchas veces, se engloba todo dentro de la limpieza y crea confusión".
Y es que, la facialista advierte que no todo lo que se etiqueta como triple o cuádruple limpieza lo es realmente. “Muchas veces me encuentro con personas que creen estar haciendo una limpieza completa cuando, en realidad, están exfoliando la piel de forma agresiva cada noche”, señala.
Así pues, una verdadera triple o cuádruple limpieza tiene que estar compuesta por productos específicamente pautados y prescritos para ello, no por productos que cumplen otras funciones.
Es por eso por lo que Esther recalca la importancia de la pauta profesional para no caer en este tipo de errores. “Una buena rutina no consiste en sumar pasos, sino en entender qué hace cada producto, cuándo usarlo y cómo combinarlo. Solo así logramos una piel limpia, sana y fuerte”.
La limpieza como base de todo lo demás
Para Esther Moreno, el problema más habitual que encuentra en cabina es claro: "la falta o incorrecta, así como el exceso de limpieza. Es el error más común y teniendo en cuenta que desde ahí vamos a empezar a construirlo todo, imagínate si ese paso ya nos falla".
Y es que la limpieza es el punto de partida de cualquier rutina de cuidado, el cimiento sobre el que se construye el resto de los tratamientos.
"Se trata de ser preciso pero respetuoso", enfatiza la facialista. "Ni limpiarnos la piel con cualquier limpiador, ni limpiarnos la piel más de lo necesario. Porque si falla la limpieza, falla todo lo demás".
Entonces, ¿qué es realmente lo más importante? Para Moreno, la respuesta es contundente, “lo principal es limpiar la piel bien. Correctamente. Una doble limpieza bien ejecutada con productos adecuados para nuestra piel es la base sólida. Teniendo esto claro, si queremos añadir algo más, lo hacemos, pero siempre desde el saber profesional, siempre evaluando la piel primero” explica. Y es que, una rutina diseñada desde cero para tu piel vale más que cualquier tendencia pasajera.
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