En un momento donde el color del cabello se ha convertido en un auténtico lenguaje personal, no existe una única respuesta sobre qué se lleva. En lugar de uniformidad, 2025 se escribe en plural: matices naturales, tonos vibrantes, técnicas híbridas. Para entender hacia dónde va el color este año, hablamos con dos voces potentes del sector —Adrián Pardo y Christian Ríos— que, desde visiones distintas, coinciden en algo: el futuro se tiñe con personalidad.
Dos caminos para entender el color del presente
Adrián Pardo: El color como provocación creativa
“Hoy en día, el color no solo está para complementar, está para provocar, para crear una reacción inmediata”, asegura Adrián Pardo, director de Adrián Pardo Hair Studio (Málaga), quien se aleja de los tonos convencionales y apuesta por colores que hagan una declaración de intenciones. “Las clientas buscan algo que las empodere, no un simple cambio. Quieren sentirse como una pieza de arte, que desafíe lo habitual, que no pase desapercibido.”
Adrián no teme experimentar, y sus propuestas se alejan de lo tradicional. Tonos inusuales como lilas, azules intensos, y reflejos de colores brillantes forman parte de su repertorio. “Me encanta crear combinaciones que jueguen con el contraste. No busco que el color se ‘acople’ a la clienta, sino que sea una manifestación de su carácter”, explica. Para Adrián, la esencia del color es la expresión, la individualidad y el atrevimiento. “El cabello es una de las formas más personales de expresión. No tiene que seguir las normas. A veces, el mejor color es aquel que nos hace salir de nuestra zona de confort y experimentar algo nuevo.”
Christian Ríos: La belleza natural elevada
En contraste, Christian Ríos, al frente de Salón Christian Ríos Hair Couture (Vilanova i la Geltrú) sigue una filosofía de refinamiento y armonía con la naturaleza. “El color debe acompañar a la mujer, no sobresalir de ella. Se trata de realzar lo que ya está ahí, sin perder la esencia personal”, explica Christian. Su propuesta para 2025 se centra en tonos suaves como los marrones cálidos, los rubios suaves y los cobrizos naturales que se integran perfectamente con el estilo y la piel de la clienta.
“El color debe ser algo que evolucione con la persona, que no sea una invasión, sino una complementación de su imagen”, dice Christian. Él prefiere trabajar con tonos que se adapten a las características individuales, creando una armonía sutil que permita que la persona se vea a sí misma, pero mejorada. En este enfoque, el color no es solo una decisión estética, sino un medio para conseguir naturalidad y elegancia. “Las clientas de hoy buscan una sofisticación sutil, algo que no pase de moda al día siguiente. El lujo de lo natural es lo que más valora la mujer actual.”
La clave: personalización y autenticidad
Aunque las visiones de Adrián y Christian son distintas, hay algo que ambos estilistas comparten: la personalización. Ambos entienden que no hay una única respuesta sobre qué color es el mejor, sino que depende de la persona, su estilo de vida y su personalidad. “No existe un único color de moda. Existe el color que hace que te reconozcas en el espejo”, coinciden ambos estilistas.
2025 se perfila como un año de diversidad cromática, donde no se trata de seguir una única tendencia, sino de elegir un color que hable de uno mismo, ya sea a través de tonos suaves y refinados o mediante combinaciones innovadoras que desafíen lo tradicional. En este contexto, tanto Adrián como Christian están marcando la pauta, cada uno a su manera, para un futuro capilar lleno de posibilidades.