En peluquería, uno de los pilares fundamentales del diagnóstico capilar es distinguir entre hidratación, nutrición y reconstrucción. Aunque a menudo se utilizan estos términos de forma indistinta, cada uno responde a necesidades diferentes del cabello. Saber diferenciarlos es esencial para diseñar tratamientos personalizados y lograr resultados visibles y duraderos.
Hidratación: devolver la humedad perdida
La hidratación capilar se centra en aportar y retener el agua que el cabello necesita para mantenerse flexible, suave y con brillo. Es ideal para melenas secas, apagadas o encrespadas, que han perdido su elasticidad debido a factores como el clima, el uso de planchas o la falta de cuidados.
Los productos hidratantes contienen ingredientes como aloe vera, pantenol, glicerina o ácido hialurónico, que atraen y retienen la humedad en la fibra capilar. En el salón, los tratamientos de hidratación profunda ayudan a recuperar la suavidad y el movimiento natural del cabello.
Nutrición: reponer los lípidos esenciales
La nutrición capilar actúa sobre el contenido lipídico del cabello, reponiendo los aceites naturales que protegen la fibra. Es fundamental en cabellos ásperos, porosos, secos o castigados por tintes y herramientas térmicas.
Los productos nutritivos suelen contener aceites vegetales (argán, coco, aguacate, jojoba) o mantecas naturales (karité, cacao). Aportan cuerpo, reducen el encrespamiento y devuelven la suavidad. Una nutrición adecuada deja el cabello más dócil y brillante, sin apelmazarlo.
Reconstrucción: reparar desde el interior
La reconstrucción capilar está pensada para cabellos muy dañados o debilitados, especialmente aquellos sometidos a procesos químicos agresivos (decoloraciones, alisados, permanentes). Su objetivo es reparar la estructura interna de la fibra, reponiendo proteínas como la queratina, el colágeno o la aminoácidos que conforman su base.
Es un tratamiento que debe aplicarse con precaución: un exceso de proteína puede endurecer la fibra. Por eso, se recomienda alternarlo con hidrataciones y nutriciones para mantener el equilibrio capilar.
En resumen, la hidratación aporta agua, la nutrición aporta lípidos y la reconstrucción aporta proteínas. Comprender este equilibrio permite a las profesionales de la peluquería ofrecer rituales capilares realmente personalizados, garantizando un cabello sano, fuerte y lleno de vida.