Antonio Romero: “Si no valoras tu trabajo y tu esfuerzo, nadie más lo hará”

Antonio Romero: “Si no valoras tu trabajo y tu esfuerzo, nadie más lo hará”

Publicado 07 oct. 2025 por Oscar Martínez

Antonio es un ejemplo de cómo la pasión puede convertirse en motor de cambio y transformar una vida entera. Aunque se formó como arquitecto, pronto descubrió que su verdadera vocación estaba en el mundo del maquillaje y la peluquería, un terreno en el que no solo ha encontrado su espacio, sino donde ha sabido construir una identidad propia. Con sensibilidad, honestidad y un estilo limpio y natural, ha trabajado con marcas, publicaciones y celebridades de primer nivel, sin perder nunca de vista lo más importante: la confianza que cada persona deposita en él y la emoción de acompañar momentos únicos. Defiende una belleza sin excesos, sin filtros ni imposiciones, que potencie lo mejor de cada rostro y cada historia. Con esa filosofía, afronta cada proyecto con el mismo entusiasmo de los comienzos y con un mantra que lo acompaña desde siempre: hacer cosas bonitas.

A continuación, hablamos con él sobre sus inicios, su visión de la moda y la belleza, y los retos de una profesión en constante cambio.

Dejar la arquitectura para dedicarte al maquillaje y la peluquería fue un gran cambio. ¿Qué fue lo que te dio el valor para dar ese salto y seguir tu verdadera pasión?
Siempre me ha atraído mucho el mundo de la moda y, de alguna manera, siempre estuvo presente en mi vida. El cambio hacia el maquillaje y la peluquería surgió de forma bastante natural: al terminar la carrera empecé un blog sobre maquillaje y cosmética que tuvo bastante éxito; en aquel momento era la etapa de los blogs, YouTube apenas comenzaba y las redes sociales casi no existían, y el mío era el único en España llevado por un chico, lo que también llamó la atención. Con el tiempo, ya trabajando como arquitecto, una escuela de fotografía especializada en moda que estaba iniciando también su área de maquillaje y peluquería me propuso gestionar sus redes sociales a cambio de formarme en estas disciplinas. Antes de terminar el curso ya estaba asistiendo a grandes profesionales y colaborando con una de las principales agencias del sector de aquel entonces. Poco a poco fui pudiendo vivir de ello y finalmente di el salto definitivo dejando la arquitectura, que además atravesaba un momento muy delicado por la crisis.

Cuando miras atrás a tus primeros trabajos en moda, ¿qué recuerdas como el momento clave que te hizo sentir que estabas en el camino correcto?
Hubo dos momentos muy cercanos en el tiempo que fueron clave para mí. A los pocos meses de empezar en la escuela, un reconocido maquillador y peluquero buscaba asistente para una campaña publicitaria de varios días, con un equipo muy potente, y aquel trabajo tuvo muchísima repercusión. Conecté bastante con él y empecé a asistirlo de forma habitual. Muy poco después, trabajamos juntos en un desfile con Bimba Bosé, a la que yo admiraba desde hacía años, y sabiendo esto me dejó maquillarla a mí. Todavía recuerdo cómo me temblaban las manos mientras le hacía un labio rojo… Ese fue, sin duda, un momento de reafirmación absoluta: ahí sentí que realmente estaba en el camino correcto.

Has trabajado con marcas y publicaciones muy importantes. ¿Cómo ves la evolución del sector de la moda y la belleza en España en estos últimos años?
El sector está viviendo un cambio radical a una velocidad vertiginosa. La irrupción de lo digital y las redes sociales ha acortado muchísimo los tiempos: tanto los de producción de las imágenes como la vigencia de estas y de las tendencias. Han aparecido nuevas marcas que llegan a todo el mundo y, en cierto modo, el sector ha dejado de ser tan selecto y elitista como antes. Como en todo cambio, hay aspectos positivos y negativos, pero yo prefiero quedarme con lo bueno. No quiero caer en el típico “en mi época todo era mejor”, así que intento adaptarme, entender estos cambios y formar parte de ellos.

Con la irrupción de redes sociales, ¿qué crees que necesita un maquillador/peluquero para destacar hoy en día?
Siempre he pensado que la técnica es importante, pero no lo es todo: sin gusto y sensibilidad, una técnica perfecta no sirve de mucho. Las redes sociales son un escaparate estupendo para mostrar ese gusto, para enseñar de forma directa nuestro ADN y nuestro trabajo, y construir la imagen que queremos proyectar al mundo. Lo negativo es que hoy en día todo parece medirse en likes y seguidores, y aunque no creo que eso defina la calidad de un profesional, sí es un criterio que muchas marcas y empresas utilizan. En un sector con tanta competencia, creo que lo esencial para destacar es tener un estilo propio, algo que te identifique y te diferencie de los demás.

¿Qué papel juega la sostenibilidad y la responsabilidad social en la industria de la belleza, y cómo lo aplicas en tu trabajo?
Creo que la sostenibilidad y la responsabilidad social juegan un papel fundamental en la industria de la belleza. Durante años no se les prestó atención, pero por suerte eso ha cambiado mucho. En mi trabajo, intento generar el menor número de residuos posible y, cuando se producen, que sean biodegradables, además de practicar un consumo responsable. Muchos de nosotros estamos siempre tentados a comprar más y más productos; yo hace años que compro solo lo necesario, y tengo la suerte de que muchas marcas me envían material, al que procuro dar uso y aprovechar al máximo, evitando comprar por comprar. En cuanto a la responsabilidad social, procuro que el contenido que genero no utilice retoque ni filtros que alteren la realidad o vendan un ideal inalcanzable. También intento reflejar que la belleza no depende de edades, sexos ni de un solo tipo de estética.

¿Cómo definirías tu sello personal tanto en maquillaje como en peluquería?
Definir tu propio sello nunca es fácil, porque siempre es más sencillo analizar el trabajo de los demás. En mi caso, intento que mi trabajo sea limpio y natural, huyendo de los excesos, y siempre con la idea de potenciar la belleza de la persona que tengo delante. Me gusta buscar un elemento que destaque —puede ser un labio, una mirada, una textura de cabello— y trabajar sobre él de manera especial para que destaque y sea el eje central del concepto, cuidando cada detalle para que el resultado sea coherente y armonioso. Creo que parte de mi sello viene de la forma en que adapto mi trabajo a las necesidades y exigencias de cada ocasión, asegurándome de cumplirlas sin que mi propia identidad profesional se pierda. Todo esto se combina con la experiencia donde aprendes a adaptarte a distintos estilos y equipos, pero siempre manteniendo tu propio estilo como profesional.

A la hora de enfrentarte a un nuevo proyecto creativo, ¿qué te inspira más: la moda, la persona que tienes delante, o el concepto de la campaña/editorial?
La inspiración varía según el tipo de trabajo al que me enfrento. En general es una combinación de varios factores, y dependiendo del proyecto, unos cobran más fuerza que otros. En maquillaje social, lo fundamental es que la persona se sienta cómoda y se vea bien; yo asesoro, pero la decisión final es suya. En alfombras rojas, entran más factores: representantes, estilistas, marcas… pero la persona sigue teniendo un papel clave, porque tiene que sentirse segura y poder defender el look frente a las cámaras. En editoriales y campañas, la historia cambia: la modelo generalmente no decide su look, y es un trabajo de equipo donde todas las piezas deben encajar. Para mí, las fuentes de inspiración son infinitas: revistas, Instagram, cine, videoclips… todo lo que he visto a lo largo del tiempo se almacena y, cuando menos lo espero, encuentro el momento de utilizarlo en un proyecto.

 Has trabajado con celebridades y con particulares. ¿Qué significa para ti la confianza que una persona deposita en tus manos?
La confianza que una persona deposita en mis manos es algo fundamental. Ese día es especial y muy importante para ella, ya sea una particular que se casa o asiste a un evento, o una celebrity que presenta una película o acude a un festival. Intento no olvidar nunca esa responsabilidad, aunque con el tiempo se vuelva parte de la rutina diaria. Recordarlo me ayuda a dar siempre lo mejor de mí y a tratar cada proyecto con el cuidado que merece.

¿Hay alguna experiencia con una clienta o un proyecto que te haya marcado especialmente a nivel humano?
En general, todos los proyectos me marcan mucho a nivel personal, porque me implico al máximo en cada uno. En el maquillaje social o de alfombra roja, las horas que pasas con la persona, conversar y sentir la ilusión y los nervios que tiene, hacen que cada proyecto sea único y especial. También cuando trabajas con alguien que no está acostumbrado a que le hagan fotos o le ayuden a prepararse para una ocasión especial: la ilusión con que viven esa primera vez, ese sentirse especiales en ese momento, es algo que deja huella. Son momentos que van más allá del maquillaje o la peluquería: se trata de acompañar a alguien en un instante importante de su vida, y eso es lo que realmente marca.

En 2019 recibiste la Medalla de Oro de la Asociación Española de Profesionales de la Imagen. ¿Qué significó ese reconocimiento para ti en lo personal y lo profesional?
Pues fue una sorpresa tremenda, no lo esperaba en absoluto, me hizo mucha ilusión y lo tomé como un impulso para decirme: ok, vas por el camino adecuado… Fue genial recibirla, pero intenté no darle más importancia de la necesaria y al día siguiente seguir como hasta entonces: aprendiendo, esforzándome y siendo consciente de que nada había cambiado y que siempre hay que seguir creciendo y evolucionando. Si crees que lo sabes todo o que ya no tienes que seguir aprendiendo… ¡Ay! La has liado, te vas a quedar atrás…

Después de tantos años de carrera, ¿qué es lo que aún te emociona y te motiva cada día en tu trabajo?
Lo que me sigue emocionando y motivando cada día es hacer cosas bonitas. Esa frase me acompaña desde que era asistente: al comienzo de un proyecto o un trabajo, le dije a un profesional con el que trabajaba ‘venga, vamos a hacer cosas bonitas…’ y desde entonces se convirtió en mi mantra. No importa si es con una celebrity reconocida o con alguien que solo quiere verse especial para un evento, si es una marca de lujo o una marca pequeña que empieza… mi implicación, mi esfuerzo y mi atención son siempre los mismos. Dar lo mejor de mí y conseguir hacer algo bonito es lo que mantiene viva mi pasión día a día.

Si pudieras dar un consejo a los futuros maquilladores y peluqueros que sueñan con seguir tus pasos, ¿cuál sería?
Mi consejo principal es paciencia: esto es una carrera de fondo y los resultados no llegan de la noche a la mañana. Cuando alcanzas una meta, tienes que tener ya la vista puesta en la siguiente para seguir avanzando y creciendo sin quedarte atrás. Que persigas lo que realmente te gusta, que apuestes por tu pasión y que seas honesto contigo mismo; eso es lo que te dará fuerza para seguir adelante. Y, muy importante, no tirar los precios ni regalar el trabajo pensando que es la única manera de entrar en el sector. Si no valoras tu trabajo y tu esfuerzo, nadie más lo hará. Es una cuestión de respeto a la profesión y a todos los que han luchado antes para abrir camino.

 

@antonioromeromakeup

 

 

Oscar Martínez

Oscar Martínez

Publicado 07º oct. 2025

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