Con la llegada del verano, el mensaje de protegerse del sol se vuelve protagonista —y con razón—. Sin embargo, hay un aspecto que muchas veces se pasa por alto y que es igual de importante para mantener la piel sana y luminosa: la hidratación.
Las doctoras Mar Mira y Sofía Ruiz del Cueto, expertas en medicina estética de la Clínica Mira+Cueto, insisten en que “una piel bien hidratada es más resistente, más luminosa y más fácil de proteger del sol”. Y es que una piel deshidratada no solo se ve más apagada y sensible, sino que también es más vulnerable al daño solar, más propensa a inflamarse y a desarrollar manchas como el melasma.
Hidratación y fotoprotección: un tándem inseparable
Durante el verano, la exposición solar intensa, las altas temperaturas y los cambios en la rutina alteran el equilibrio hídrico de la piel. Por eso, protegernos del sol con un buen fotoprotector de amplio espectro (UVA, UVB, IR y luz azul) es esencial, pero no suficiente. La hidratación debe acompañarlo siempre.
Las doctoras explican que muchos pacientes cometen el error de aplicar protector solar sin hidratar correctamente la piel. Esto, a medio plazo, puede traducirse en más sensibilidad, más manchas y un aspecto menos saludable.
¿Cómo hidratar la piel correctamente en verano?
- Hidratación tópica:
Es clave usar productos con ingredientes como ácido hialurónico (en distintas formas y pesos moleculares), glicerina, aloe vera, niacinamida o pantenol. Estos activos ayudan a mantener la barrera cutánea y a prevenir la pérdida de agua transepidérmica.
Opta por sérums o cremas ligeras, ideales para climas cálidos. - Hidratación interna:
Beber suficiente agua y consumir alimentos ricos en agua como sandía, melón o pepino es fundamental. Además, seguir una alimentación equilibrada y rica en antioxidantes refuerza las defensas naturales de la piel frente al daño oxidativo causado por el sol.
El melasma: más allá de las hormonas
Aunque el melasma se asocia principalmente con factores hormonales, las doctoras Mira y Ruiz del Cueto advierten que la deshidratación —tanto externa como interna— también puede ser un factor desencadenante o agravante de esta pigmentación.
“Un error común es pensar que el melasma solo tiene origen hormonal”, comentan. “La realidad es que también está muy influido por el estado general de la piel, su hidratación y la inflamación crónica. Una piel deshidratada está más predispuesta a desarrollar manchas, incluso si usamos fotoprotección”.
En resumen: piel sin manchas, piel hidratada
Este verano, recuerda que la fotoprotección y la hidratación son dos caras de una misma moneda. Si queremos mantener la piel sana, luminosa y libre de manchas, no basta con aplicar protector solar. Hidratar bien la piel —por fuera y por dentro— es igual de importante.
Tu piel lo agradecerá.