Publicado
30 dic. 2014
por tocado_admin
En las últimas décadas se han producido importantes avances en lo que se refiere al desarrollo de nuevos tratamientos destinados a prevenir el envejecimiento y corregir sus manifestaciones.La toxina botulínica, el tratamiento más demandado por los pacientes a nivel mundial, supuso una auténtica revolución en los protocolos de rejuvenecimento y otros avances en el área de los rellenos. Los láseres o el más reciente plasma rico en plaquetas han hecho que estos tratamientos se modifiquen y adapten a las demandas de los pacientes, que buscan mantener un aspecto joven y saludable sin perder la naturalidad que les es propia.

No obstante, hay un área en la que los avances terapéuticos no han conseguido ofrecer resultados tan notorios. Y es, posiblemente, la que más preocupación genera por ser responsable del envejecimiento más visible: la flacidez.
Hasta nuestros días, el único tratamiento realmente eficaz en el abordaje de la flacidez, cuando ésta es evidente, es la cirugía. El lifting facial es una opción para corregirla, pero implica una agresividad y unos riesgos que muchos pacientes no están dispuestos a asumir. Con el objetivo de evitarla, en los últimos años han aparecido diferentes modalidades terapéuticas que pretenden sustituir a la cirugía como primera opción. La más conocida es la radiofrecuencia. Basados en la utilización de esta forma energética, los diferentes equipos que la utilizan pretenden conseguir un calentamiento del tejido dérmico profundo para producir un doble efecto. En primer lugar, una contracción de las fibras de colágeno para un efecto de retensado y en segundo lugar, la estimulación de la síntesis de nuevo colágeno que rellena el tejido y potencia el citado efecto de tensado.
El principal inconveniente de este método es que el calentamiento que produce no es selectivo y por ello implica una sensación dolorosa difícilmente soportable. Esta opción terapéutica solo actúa sobre el tensado de la piel, pero no tiene efecto sobre otro de los protagonistas implicados en la flacidez: el tono muscular.
Otro tratamiento utilizado en el manejo de la flacidez es la infiltración dérmica profunda de sustancias bioestimuladoras que activan la producción de nuevo colágeno y con ello el deseado efecto de retensión. Sustancias como el ácido poliláctico trabajan a este nivel consiguiendo resultados muy interesantes. Como en el caso anterior, su problema principal es que solo aborda el tratamiento del componente cutáneo y no el muscular. Y, dado que el producto cristaliza con facilidad, debe ser aplicado a través de la inyección mediante agujas de cierto calibre, responsables de una molesta sensación dolorosa y del desarrollo de frecuentes hematomas.
Más recientemente, se ha prodigado el uso de hilos tensores que bien a través de un efecto bioestimulador del colágeno similar al del ácido poliláctico, o bien a través de la tensión directa por su anclaje al tejido y posterior tracción, consiguen mejorar en cierto grado la flacidez de pacientes que todavía no precisan cirugía.

Todas estas metodologías, siendo eficaces, no son capaces de corregir una flacidez muy marcada. Es por ello que su enfoque terapéutico debería ir orientado al tratamiento de los casos leves y a la prevención en su desarrollo y, a poder ser, con tratamientos que aborden tanto el componente cutáneo como el muscular. Es recomendable que el métode no sea excesivamente doloroso y que no asocie un tiempo de baja social o de recuperación.
Hoy en día hay un tratamiento que cumple estos requisitos: ultherapy. Basado en una revolucionaria tecnología que utiliza ultrasonidos focalizados, consigue calentar de forma selectiva dos estructuras diferentes. En primer lugar, a nivel más profundo, el tejido fibroso que une el músculo a la piel (lo que los cirujanos plásticos denominan Smash). Este calentamiento induce una contracción del tejido que actúa como la lona de una carpa cuando se tensan los cables: estirándose. Además, el calentamiento a este nivel induce un aumento del tono muscular que contribuirá al efecto de tensión.
En segundo lugar, calienta el tejido dérmico y a través de ello induce la contracción de las fibras de colágeno y la síntesis de nuevo colágeno a este nivel. El tratamiento provoca un cierto malestar por el efecto del calentamiento y estimulación del músculo que el paciente percibe como pequeños calambres y sensación de calor. Una vez finalizado el proceso, las molestias desaparecen.
Los resultados de la aplicación de ultherapy se empiezan a hacer visibles pasadas las 2-4 primeras semanas hasta, como máximo, los 4-6 meses de realizar el tratamiento.

Efectos visibles
Redefinición del arco mandibular y una tracción del tejido hacia la zona preauricular, con lo cual se suavizan los pliegues nasolabiales y de marioneta.
A largo plazo se produce uno de los efectos más interesantes de este tratamiento. Se consigue una ralentización muy marcada del proceso de descolgamiento, convirtiendo este tratamiento en una herramienta insuperable en su capacidad de prevención de la futura flaccidez.
Recomendado para…
Aquellos pacientes que quieren preocuparse de la flacidez antes de que ésta aparezca con el fin de evitar tener que plantearse una cirugía para corregirla en los años posteriores.
No es de extrañar que sea, en la actualidad, el único tratamiento reconocido por la FDA como Lifting No Quirúrgico por ser un método especialmente útil en abordaje y prevención de la flacidez a nivel facial. Además, ha demostrado ser útil también en la reducción de la papada, la eliminación de la flacidez y líneas del cuello, la elevación de las cejas y, más recientemente, se ha presentado un protocolo para el tratamiento de las arrugas y flacidez en la zona del escote.
Ultherapy se ha convertido en el tratamiento estrella en países como EEUU y Rusia. Y, sin lugar a dudas, en la opción más válida en el abordaje y prevención de la flaccidez.
Información: Dr. Antonio Campo, Dermatólogo y Director Médico de la Clínica Campo Optimage. www.campo-optimage.com Tel. 934 877 990