Joel Ibáñez Maturana no es solo un peluquero: es un creador incansable, un soñador que ha sabido transformar sus miedos en motor de cambio, y su talento en una voz propia dentro del universo artístico de la peluquería. Tras años de formación, esfuerzo constante y búsqueda de una identidad creativa, 2024 se convirtió en un año clave para su carrera. Con la colección Umbala, su primer gran salto al circuito profesional, Joel no solo se ganó el reconocimiento del sector, sino que también descubrió el poder que tienen las ideas cuando se ejecutan con autenticidad.
Pero Joel no se conforma con lo logrado. Su inquietud lo ha llevado a explorar nuevos territorios, y fue entonces cuando apareció un nuevo lenguaje creativo: la inteligencia artificial. Lejos de verla como una amenaza, Joel la abrazó como una aliada para dar forma a lo invisible, a lo que antes solo existía en su imaginación. De esa fusión entre técnica, emoción y tecnología nació Tears of the Sea, una colección que marca un antes y un después, no solo en su obra, sino en su manera de concebir el arte capilar.
Joel ha demostrado que la peluquería puede ser más que estética: puede ser concepto, narrativa, emoción y exploración. Esta entrevista es un viaje por ese proceso, por la valentía de dejarse llevar por lo desconocido para crear algo verdaderamente propio.
¿Qué impacto han tenido los premios que has recibido este año en tu carrera como peluquero?
Han tenido un impacto enorme. Para empezar, ha aumentado la afluencia de clientes en mi salón, lo que se ha traducido en más trabajo, nuevas oportunidades y una mayor confianza por parte del público. Además, hemos ganado visibilidad frente a casas comerciales y marcas importantes del sector, algo que antes parecía inalcanzable. Hemos salido en grandes revistas especializadas y participado en podcasts online donde hemos podido contar nuestra historia y mostrar nuestro trabajo. Y quizás lo más emocionante ha sido el reconocimiento de grandes peluqueros y referentes de la industria, que han valorado lo que hacemos. Todo esto ha reforzado mi motivación y me ha hecho sentir que vamos por el camino correcto.
¿Cómo crees que estos reconocimientos han influido en tu posicionamiento dentro del sector?
Muchísimo. Han generado una visibilidad tremenda que me ha permitido posicionarme como profesional dentro de la peluquería artística. Gracias a estos premios, muchas personas han podido conocer mi trabajo por primera vez y me han empezado a identificar no solo como un estilista, sino como un creador con una visión definida. Me han reconocido como peluquero creativo, algo que siempre había soñado. Estos reconocimientos también me han abierto puertas para participar en eventos, colaboraciones y formaciones que antes solo veía desde lejos. Ha sido un salto profesional muy importante.
¿Qué importancia le das a los premios en una industria tan visual y técnica como la peluquería?
Le doy un 10/10. Los premios validan tu trabajo frente al público y frente a los compañeros de profesión. Mi mayor miedo al comenzar a crear colecciones era no estar a la altura, que el trabajo no gustara, que pasara desapercibido. Y ver que mi trabajo ha sido reconocido a nivel técnico y artístico me ha dado una seguridad enorme. Ha sido un sueño cumplido, porque detrás hay años de esfuerzo, formación constante, y de buscar mi estilo propio. Los premios me han permitido demostrar que estoy preparado, que tengo algo que aportar, y que lo que hago conecta con la gente. Además, han generado nuevas metas y objetivos personales que me impulsan a seguir creciendo.
Este año se ha hablado mucho de ti en el circuito profesional. ¿A qué crees que se debe ese crecimiento en visibilidad?
Todo ha sido gracias a mi primera colección, Umbala. Fue el punto de partida que cambió todo. Salió en distintos canales y consiguió un impacto que no imaginábamos: seis portadas internacionales, premios nacionales e internacionales… ha sido una auténtica locura. Gracias a Umbala mi nombre empezó a sonar, y el trabajo que había detrás se empezó a valorar de verdad. También algunos trabajos de barbería que había hecho recibieron premios y menciones, lo que sumó aún más a esa visibilidad. Fue como una cadena: un proyecto llevó al siguiente y todo empezó a crecer muy rápido.
¿Cómo ha evolucionado tu propuesta creativa en comparación con años anteriores?
Muchísimo. Antes trabajaba con más inseguridad, sin una línea tan clara, pero ahora tengo una visión mucho más definida. Sobre todo, he desarrollado una gran meta: crear mi propio sello, algo que sea reconocible y que hable por sí solo. Me gustaría llegar a ser reconocido como un gran colorista, es un objetivo que me mueve cada día. La evolución también ha sido técnica: cada colección, cada peinado, cada color tiene detrás una búsqueda más profunda. Me siento más libre y a la vez más consciente de lo que quiero comunicar con mi trabajo.
¿Qué elementos consideras clave para destacar en el panorama actual de la peluquería artística?
Creo que lo más importante es conseguir un equilibrio perfecto entre la parte técnica y la parte creativa. No se trata solo de hacer un peinado bonito o técnicamente perfecto, sino de generar una imagen que impacte desde el segundo cero. La peluquería artística necesita emocionar, sorprender y conectar. También es clave tener un concepto fuerte detrás, algo que guíe toda la colección y que le dé coherencia. La autenticidad, el riesgo y el cuidado por el detalle marcan la diferencia.
7. ¿Cómo surgió la idea de desarrollar Tear of the Sea, una colección creada con apoyo de inteligencia artificial?
La idea surgió gracias a mi fotógrafo, David Arnal. Él ya había trabajado con IA en proyectos anteriores con otros artistas nacionales y me mostró algunos de esos trabajos. En cuanto los vi, supe que quería probar esa posibilidad. No me lo pensé dos veces. Me pareció fascinante cómo se podía llevar el concepto artístico a otro nivel, abrir una puerta a un tipo de creación que hasta entonces era inimaginable para mí. Sentí que era el momento de arriesgar, de innovar y de dar un paso más allá.
8. ¿Qué papel jugó la IA en el proceso creativo y cómo se integró con tu trabajo manual como peluquero?
La IA tuvo un papel fundamental. Me permitió imaginar sin límites: desde elegir los rasgos exactos de las modelos que quería, hasta crear combinaciones de cabello imposibles de realizar manualmente. Fue como tener una herramienta nueva en mi arsenal creativo. Aun así, no dejé de lado mi trabajo manual: trabajé mucho en muñecas de prácticas, en bocetos, en pruebas de color. La IA fue el canal para plasmar toda esa preparación de una manera visualmente impactante, pero la base seguía siendo el conocimiento técnico del cabello.
9. ¿Qué herramientas o plataformas utilizaste para generar las imágenes o conceptos de Tear of the Sea?
Lo primero fue una búsqueda profunda de referencias en Google. Buscábamos tipos de medusas, colores, formas, texturas, rasgos físicos de las modelos… necesitábamos tener muy claro el universo estético. Luego usé muñecas de prácticas y mi cuaderno de dibujo para imaginar los peinados. Fue un proceso muy manual en esa primera parte. Para la parte técnica final, David Arnal combinó la inteligencia artificial con Photoshop para dar vida a las imágenes tal y como las habíamos imaginado.
10. ¿Cuál fue el mayor reto de unir tecnología e inspiración artística en esta colección?
El mayor reto fue adaptar el cabello dentro de ese universo digital. Tenía muy claro que quería que se notara que era una colección creada con IA, pero al mismo tiempo que no perdiera la coherencia, la elegancia y la belleza del arte del cabello. Mantener ese equilibrio fue complejo, porque la IA puede generar imágenes increíbles pero a veces muy alejadas de la técnica real. Lograr que el resultado final fuera potente pero creíble fue lo más difícil y también lo más satisfactorio.
11. ¿Qué percepción crees que va a tener por parte del público profesional esta propuesta tan innovadora?
Supongo que, como en todo, habrá opiniones distintas. Algunos lo verán como una herramienta disruptiva, otros quizás con cierta resistencia. Pero lo que me encantaría es que el público profesional entienda el concepto que hay detrás: unir la belleza humana sin los cánones tradicionales con la grandeza de la naturaleza. Para mí, Tear of the Sea es una invitación a abrir la mente, a imaginar nuevos caminos y a entender que la peluquería también puede evolucionar junto con la tecnología sin perder su alma artística.