En un contexto global de creciente incertidumbre comercial, el sector cosmético español se encuentra ante un escenario que requiere máxima atención: los posibles incrementos de aranceles por parte de Estados Unidos. Aunque actualmente los productos de belleza y cuidado personal procedentes de la Unión Europea se enfrentan a tasas arancelarias moderadas (entre el 3 % y el 5 %), los anuncios de una política proteccionista más agresiva —como la propuesta de un arancel general del 10 % o incluso del 20 %— amenazan con alterar el equilibrio actual.
España: una potencia exportadora en juego
Las exportaciones españolas de perfumes y cosméticos a Estados Unidos no han dejado de crecer. En 2024, EE. UU. se consolidó como el segundo mercado exterior para nuestro país, con cerca de 1.000 millones de euros en ventas, lo que representa alrededor del 9 % del total exportado por el sector. Este crecimiento del 51,6 % respecto al año anterior demuestra no solo la competitividad de la cosmética española, sino también su creciente aceptación en el exigente mercado norteamericano.
Un sobrecoste con consecuencias en cadena
De materializarse los aranceles propuestos, las consecuencias para las empresas españolas irían mucho más allá del simple encarecimiento del producto final:
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Reducción de márgenes: especialmente en un mercado donde el precio sigue siendo determinante para el consumidor medio.
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Tensión en la cadena de suministro: con costes crecientes en ingredientes, packaging y transporte.
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Freno a la innovación: las PYMEs, motor del I+D en cosmética, serían las más afectadas ante una caída de rentabilidad.
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Decisiones difíciles: ¿absorber el impacto, trasladarlo al consumidor o reestructurar el modelo de negocio?
Estrategias para anticiparse al nuevo escenario
En este nuevo tablero, la planificación estratégica será más importante que nunca. Algunas de las opciones que ya contemplan empresas del sector son:
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Apertura de sedes o producción en EE. UU.: para esquivar el pago arancelario.
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Diversificación de mercados: buscando nuevas oportunidades fuera del eje Europa–EE. UU.
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Refuerzo del valor de marca: mediante la comunicación de atributos diferenciadores como sostenibilidad, innovación o formulaciones clean beauty.
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Optimización de procesos: digitalización, reducción de costes operativos y mejoras logísticas para compensar el incremento fiscal.
Un reto que puede transformarse en oportunidad
Este nuevo escenario obliga a mirar más allá del corto plazo. El impacto de los aranceles no debe asumirse como un castigo inevitable, sino como una llamada a reforzar la competitividad, profesionalizar procesos y proyectar una imagen de marca sólida y con valores claros. Si algo ha demostrado la industria cosmética española es su capacidad de adaptación, creatividad y visión internacional. Y esta vez, no será diferente.
Fuentes consultadas: El País, Reuters, Cinco Días, HuffPost.