David Muñana no solo enseña peluquería, la vive, la transmite y la transforma. Como técnico formador de Intercosmo, recorre España llevando su pasión a cada rincón, con una cercanía que deja huella. Sus formaciones no son solo técnicas: son encuentros que inspiran.
En sus redes, el cariño de sus alumnos/as habla por sí solo. Detrás de ese reconocimiento hay trabajo, constancia y una profunda vocación por compartir desde la empatía.
Hablamos con él sobre sus inicios, su visión de la enseñanza y su manera única de vivir esta profesión:
1. ¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo de la peluquería? ¿Qué te llevó a elegir esta profesión?
Empecé barriendo pelos en un salón de barrio y, poco a poco, fui aprendiendo observando, preguntando y, sobre todo, con muchas ganas de mejorar. Lo que me llevó a elegir esta profesión fue, sin duda, el deseo de ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas. Más adelante, tuve la oportunidad de formarme con grandes referentes de la peluquería, y aprendí muchísimo.
2. A lo largo de tu carrera, ¿hubo algún momento clave o alguien que marcara un antes y un después en tu camino profesional?
Sí, hubo varios momentos importantes, pero uno que marcó un antes y un después fue asistir a mi primer gran congreso internacional en Francia. Ver en el escenario a profesionales que admiraba me abrió los ojos. Me dije: “Quiero estar ahí algún día”. También he tenido la suerte de encontrarme con mentores generosos, que no solo me enseñaron técnica, sino también valores como la pasión, la constancia y la humildad.
3. ¿Qué es lo que más te motiva de la formación? ¿Qué te aporta a nivel personal y profesional el hecho de enseñar a otros?
Lo que más me motiva es ver esa chispa en los ojos de quien descubre algo nuevo. Enseñar me obliga a evolucionar constantemente. A nivel personal, es una satisfacción enorme sentir que contribuyo al crecimiento de otros. Y, profesionalmente, me mantiene activo, actualizado y en contacto con realidades muy diversas dentro del sector.
4. Actualmente estás recorriendo España con Intercosmo, impartiendo clases de peluquería y color. ¿Cómo es un día típico para ti en esta etapa como formador?
Cada día es distinto, pero suele comenzar muy temprano, revisando la planificación y los materiales. Al llegar al salón o centro de formación, preparamos el espacio y empezamos la jornada con mucha energía. Las clases son intensas, prácticas y muy participativas. Al final del día, suelo quedarme un rato para resolver dudas o compartir experiencias con los asistentes. Es exigente, pero muy gratificante.
5. ¿Qué es lo que más disfrutas de enseñar a otros profesionales del sector?
Me encanta ver cómo cada profesional adapta lo aprendido a su propio estilo y contexto. No se trata de que hagan las cosas igual que yo, sino de ofrecerles herramientas para que desarrollen su identidad. También disfruto mucho del intercambio: aunque yo enseñe, siempre aprendo algo nuevo de ellos.
6. ¿Cuál ha sido el mayor reto que has enfrentado como formador y cómo lo superaste?
Uno de los mayores retos fue superar el miedo escénico al principio. Estar frente a un grupo grande puede imponer. Lo superé con preparación, práctica y confianza en mi experiencia. También he aprendido a gestionar situaciones complicadas en clase, desde imprevistos técnicos hasta perfiles difíciles. La clave está en la empatía y en mantener siempre una actitud abierta.
7. ¿Qué tendencias ves venir en el mundo del color y la peluquería? ¿Hay alguna que te entusiasme especialmente?
Veo una clara apuesta por la personalización, por trabajar el color y el corte de forma que resalten la individualidad. Me entusiasman especialmente las técnicas de color sin demarcaciones, como el melting, y los tonos inspirados en la naturaleza. Además, el enfoque sostenible está tomando cada vez más fuerza, y eso me parece esencial.
8. Cuando no estás trabajando, ¿dónde encuentras inspiración? ¿Hay libros, personas, lugares o experiencias que te recargan creativamente?
Encuentro inspiración en muchos lugares: en la calle, viajando, en el arte, en la música... Me encanta observar la moda urbana y los pequeños detalles que otros quizás pasan por alto. También me inspiran los libros de desarrollo personal y las biografías de personas creativas. Y, por supuesto, mis compañeros y alumnos: cada encuentro deja una huella.
9. En tus formaciones, ¿qué valores o aprendizajes intentas transmitir más allá de la técnica?
Intento transmitir respeto por la profesión, pasión por los detalles y la importancia de la actitud. La técnica es fundamental, pero sin compromiso, empatía y ética, no se puede construir una carrera sólida. Mi objetivo es que cada profesional que pase por una formación mía salga motivado, tanto a nivel técnico como humano.
10. ¿Qué consejo le darías a un joven estilista que sueña con llegar tan lejos como tú en esta profesión?
Que nunca deje de aprender. Que sea curioso, constante y humilde. Esta profesión requiere entrega, pero también recompensa muchísimo. Y, sobre todo, que no se compare con los demás, sino consigo mismo: avanzar un paso cada día ya es un éxito. La pasión y el trabajo duro siempre terminan abriendo puertas.